Moscas y moscardones

Hacía días que no escribía, y la razón no es la falta de tiempo sino que encuentro pocas cosas que no se vuelvan a repetir en nuestro día a día. El domingo lo pasamos en casa trabajando mañana y tarde. Estos son algunos de nuestros menús, hemos añadido los campiñones, la lechuga y la lubina.

- Pollo con salsa teriyaki y arroz

- Pollo con champiñones y tomate natural
- Ensalada completa (es decir, con lechuga)
- Tortilla de col
- Lubina a la sartén con arroz y pimiento

El lunes, entre otras cosas, tuvimos reunión con los psicólogos. En el grupo de conocimiento personal estoy destapando a mi yo de los 0 a los 15 años, y con lo revelador que resulta mirar hacia adentro... ¿cómo no lo había hecho antes?, y ¿cómo puede ser que haya gente que no lo hará nunca?, ver lo que estaba tan borroso es sorprendente.

El martes por la mañana fuimos a Radio Zinica con Kathy a hablar sobre el suicidio en el programa semanal del CAPS. Nos comentaron que durante el fin de semana había habido dos ahorcamientos de dos jóvenes, y dicen que no son, ni mucho menos, incidentes aislados. Como los abusos sexuales, que no dejo de asombrarme por la inimaginable frecuencia y naturalidad con la que se viven aquí.

El tema de la religión es algo aparte. A veces llega a ser enfermizo; la religión los define, los marca y los limita. Y los conduce todos los días a sesiones milagrosas, y debe de ganarse bien la vida el orador, porque siempre está lleno y tienen para hacerse un gran cartel a diario (con temáticas distintas) y publicidad a través de folletos. Con lo que cuesta el papel...

Paseando por los mercados me encontré con decenas de moscas pegadas en unas tiras, pobres... pero cómo nos están molestando ahora. La humedad es horrible, aunque la temperatura ha bajado de 32º a 28º en el termómetro que tenemos dentro de casa. Qué ganas de poner el aire acondicionado a 23º.

Esto no es, ni mucho menos, lo más desagradable que nos hemos encontrado estos días por las calles; también es cierto que cada vez tengo más capacidad de observar algo más que los colores chillones de las casas y ser crítica con lo que estoy viviendo. Nos encontramos ayer con un perro tirado en la acera muerto, y la actitud de preocupación de la gente que pasaba por su lado brillaba por su ausencia... asimismo, presenciamos cómo a plena luz del día apedreaban a un disminuido mental, y no creáis que alguien intentaba parar esa situación. También vimos cómo 6 o 7 adultos se recreaban viendo una pelea a puñetazos de dos niños de unos 12 años. Repugnante y muy triste. La imagen de las moscas atrapadas ya no resulta tan asquerosa.

Pero no todo son cosas malas, y menos para nosotros. Hoy hemos estado en el SILAIS, una de las instituciones de salud pública de Nicaragua, y como habíamos acordado casi a nuestra llegada a la ciudad, vamos a hacer una ruta de capacitación (formación) para el personal de salud de los distintos municipios de la zona. Nos esperan unas 15 horas en la panga oficial del Ministerio de Salud, que espero que salpique menos agua que las no oficiales, y nos han avisado de que vamos a terrenos difíciles y con muy pocos recursos. Entre ellos, obviamente, no está el wi-fi.

Pero antes de hacer eso, este fin de semana Salvador va a tachar otro de mis deseos al aterrizar en el Caribe: ir a Corn Island. No me podía ir de aquí sin hacer, por lo menos, snorkel en ese mar. Ya está casi todo listo, y con ambos viajes programados nos quedarán sólo 4 días más en BFS y otros 5 en el resto de Nicaragua. Cuenta atrás...
Muchos besos y bon dia ya para vosotros, son las 6.08h (22.08 aquí).